El camino de regreso a Egipto está lleno de cadáveres, incluyendo el de Moisés

3 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesus; 2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. 4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

El reposo del pueblo de Dios
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oyereis hoy su voz,

8 No endurezcáis vuestros corazones,

Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,

Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,

Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,

Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi ira:

No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

Hebreos 3

El capítulo 3 de Hebreos es una gran lectura para los cristianos de nuestro tiempo porque
exponen dos verdades fundamentales del Cristianismo.

En los últimos años en la iglesia se han levantado varios grupos que han
corrompido la fe apostólica. Pero en especial han surgido dos grupos que son un
ejemplo perfecto de la relevancia de Hebreos 3.

Por un lado tenemos un grupo judaizante dentro del mundo evangelico que se hacen llamar
raíces hebreas y quieren llevar a la iglesia a observar las leyes rituales del antiguo pacto. Y
este grupo ha crecido mucho en los últimos años.

Por el lado opuesto tenemos a un resurgimiento del antinomianismo también dentro del mundo
evangelico. Pero este movimiento ha tenido un impacto más grande en el cristianismo no
evangelico.

¿Qué es el antinomianismo? Literalmente antinomianismo significa “contra ley”.
Osea que esta gente no creen que la ley moral de Dios en ninguna forma es para los cristianos.
Una versión del antinomianismo que se ha vuelto muy popular es el famoso eslogan “salvos
siempre salvos”. Y lo que esta gente predica es que una vez que alguien se salva (hace la
oración mágica) no importa lo que esa persona haga se irá al cielo.

Esto son dos polos opuestos a los cuales Hebreos 3 les viene como anillo al dedo porque
derrumba estas dos filosofías.

Moisés no te puede entrar en la tierra prometida

Lo primero que este capítulo de Hebreos nos resalta es la diferencia entre Moisés y Jesus. Consideremos al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión.

¿Por qué Jesus es apostol? Él mismo nos anunció La salvación primeramente como vimos en Hebreos 2:3 y en ese sentido es el apóstol de nuestra salvación.

¿Por qué Jesus es sumo sacerdote? Porque él mismo expió nuestros pecados a través de sí mismo participando de carne y sangre para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte como también leemos en Hebreos 2:14.

En estas dos cosas hay un paralelo grande entre Jesus y Moisés. Moisés también fue constituido apóstol de Dios (enviado) a faraón para llevar el mensaje de liberar a los Judios en Éxodo 3:7-10. Y en la misma forma en que Jesus nos introdujo al nuevo pacto por medio de su sangre, Moisés introdujo al pueblo de Israel en un pacto con Dios por medio de la sangre de animales en Éxodo 24:6-8 porque Moisés era la sombra de Jesus. Pero Jesus tiene mayor honra que Moisés porque él (Moisés) era parte de la casa de Dios pero Jesus es el creador de la casa. Por esta razón Jesus tiene más honra que Moisés.

Aquí hay algo que el autor no menciona pero que asume que la audiencia de la carta está familiarizado con esto y es el hecho de Moisés es sinónimo del pacto de la ley. Esto lo podemos ver en Hechos 15:20-21 cuando dice que; “Moisés tiene quien lo predique cada día de reposo”.

Todo Judio asocia a Moisés con la ley de la misma forma que nosotros asociamos a Jesus con el nuevo pacto. Y lo que el autor está haciendo entender es que de la Misma forma que Jesus tiene mas horan que Moisés, el nuevo pacto es mejor que el antiguo.

Moisés trajo la ley de Dios al pueblo y los sacó de Egipto pero no pudo entrarlos en la tierra prometida. De la misma forma la ley te puede sacar de tu ignorancia con respecto al pecado pero no puede entrar al reino de Dios porque por las obras de la ley nadie será justificado Romanos 3:19-20. Por eso el autor nos dice que contemplemos a Jesus. Confiemos en el que es fiel sobre toda la casa y permanezcamos firmes en nuestra confianza.

Dios saco al pueblo de Israel de la esclavitud en Egypto por medio de Moisés con milagros y prodigios sin embargo toda esa generacion perecio en el desierto Hebreos 3:16-19. Moisés mismo no pudo entrar a la tierra prometida por su incredulidad porque Dios le dijo; hablale a la roca y saldrá agua de ella pero Moisés golpeó la roca no creyendo que hablarle sería suficiente Números 20:7-12. Y así Moisés pecó contra Dios por su incredulidad y murió en el desierto con el resto de la generación incrédula que vio los milagros y prodigios que Dios hizo y aun así, dudaron de las promesas de Dios. Porque Moisés era parte de la casa pero Jesus es fiel sobre la casa.

Parecería que el castigo de Dios hacia Moises fue muy severo pero así de severa es la incredulidad para Dios. Esta es la segunda verdad fundamental de nuestra fe que Hebreos 3 nos enseña.

La fe no es un acto de una sola vez.

No podemos pretender que por haber hecho una profesión de fe en algún momento de nuestra vida tenemos comprado el ticket al cielo.

El pueblo de Israel le creyó a Dios, y tanto así que salieron sin dirección a una tierra prometida que nunca habían visto. Pero murieron en el desierto porque no permanecieron en esa fe.

Hebreos 3:8-11 nos dice que la incredulidad es una provocación a Dios (un desrespeto) y el resultado de un corazón duro. Es como si le dijéramos a Dios; ¡Tu no tienes palabra y no cumples lo que has prometido! Si eso es ofensivo para nosotros que somos inconstantes y de doble ánimo, ¿cuanto más ofensivo es para el único que es fiel y no cambia?

Nuestra salvación está segura en Cristo mientras retengamos firmes nuestra fe. No existe tal cosa como hacer una profesión de fe de un día y querer regresar a Egipto al día siguiente. Alguien que hace tal profesión de fe nunca tuvo una verdadera fe en primer lugar. La verdadera fe es una fe de continuo. La fe que salva no es la fe de un día en el cual yo creí en el evangelio, sino que cada día yo creo en la promesa de la salvación. 

Es la perseverancia en la fe lo que demuestra que nuestra profesión de fe fue verdadera. Hebreos 3:6 nos dice que somos casa de Dios mientras que retengamos la confianza hasta el fin. El pueblo que salió de Egipto presenció las obras maravillosas que Dios hizo durante cuarenta años, pero nunca realmente conocieron a Dios Hebreos 3:8-11. Cuántos hemos visto mucha gente que profeso la fe un día y mas aun vieron la mano de Dios en sus vidas y aun asi quedaron en el desierto como ese pueblo.

El llamado de este capítulo es; confiemos en el señor de la casa, no sea que descubriendo nuestra propia falsedad, también nosotros quedemos en el desierto.

5 Comments

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